-Gozoso
aquel caballero, Sancho amigo, que unido a su bravura, hubiera de ser dueño de
espada, adarga, peto, yelmo y bruñido espaldar, obra de artesanos que tan buen
lustre dan a sus excelsas obras, testimonios de preclaro y bienquisto oficio.
-Pondere
todo lo que sepa o quiera vuestra merced esos útiles guerreros, pues que yo lo
haré con la mi bota de vino, los quesos de mis alforjas y el filoso albaceteño
que los corta a razón de mi hambre o gusto. Y si dignos artesanos son los que a
vos nutren de belicosos sueños, los de mi aquiescencia también han haberes con
sus benditas artes: ya bota, ya vino, ya alforja, ya queso o licencioso
cuchillo.
Así hablando, remontaron viñedos, olivares y fanegas del dorado cereal que amaban los molineros, afanosos productores de mil ricos alimentos.
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